La Academia de Ciencias de Chile presidida en la actualidad por la Dra. Cecilia Hidalgo, académica de la Universidad de Chile, señaló en su página web que en la sesión del pasado 19 de julio se acordó otorgar la prestigiosa “Medalla de la Academia Chilena de Ciencias” al Dr. Rafael Correa Fontecilla, ex-Rector de la Universidad de O’Higgins; distinción que fue concedida en votación unánime, por: “su trayectoria académica y su incansable labor en el desarrollo de la ciencia en nuestro país, que sin duda alguna, han dejado un legado invaluable. Reconocemos su compromiso con la investigación científica y la formación de nuevos investigadores, y celebramos su destacada contribución al progreso de la ciencia y la educación en Chile.”
Al respecto es de público conocimiento que la Universidad de O’Higgins, liderada por Rafael Correa Fontecilla, protagonizó uno de los casos más impactantes de discriminación de género contra dos de sus académicas durante el año 2018, paradójicamente, actoras claves en la materialización de la Ley N°21.369 que previene y sanciona el acoso sexual, la discriminación y la violencia de género en Educación Superior en Chile como integrantes de la Red de Investigadoras.
Nos remece y violenta recordar que durante el 2018 la académica Dra. Karina Bravo sufrió acoso laboral sexista ejercido por sus jefes directos en dicha institución, lo que derivó en un sumario en el que la Dra. Vania Figueroa Ipinza entregó su testimonio en favor de la denunciante y que fue sobreseído sin sanciones la última semana de noviembre 2018. Durante la primera semana de diciembre de 2018 se les comunicó a ambas académicas la no renovación de sus contratas en la Universidad de O’Higgins, supuestamente por evaluaciones de desempeño deficientes elaboradas por las mismas personas denunciadas por acoso laboral por la Dra. Bravo (2)
La Dra. Karina Bravo interpuso un recurso de protección en la Corte de Apelaciones de Rancagua, el que fue rechazado por el exministro Marcelo Vásquez, actualmente expulsado de la Corte de Rancagua y condenado por prácticas de nepotismo, incremento patrimonial injustificado y tráfico de influencias (3). Mientras que en 2020 el Juzgado de Letras del Trabajo de Rancagua determinó que la Universidad de O’Higgins, representada por Rafael Correa Fontecilla, violó derechos fundamentales de la Dra. Vania Figueroa Ipinza, condenándole al pago de una indemnización en procedimiento de tutela con ocasión del despido. No deja de llamarnos la atención la violencia institucionalizada en la Universidad de O´Higgins que se negó hasta último momento a cumplir la sentencia del Juzgado de letras del trabajo de Rancagua, teniendo este que decretar el embargo de las cuentas corrientes e incluso de bienes para obligar a la institución a cumplir con la sentencia.
El despido vulneratorio de la Dra. Vania Figueroa implicó el cierre del proyecto de Inserción en la Academia (PAI), que ella dirigía a la fecha, financiado por la Agencia Nacional de Investigación y Desarrollo (ANID) dado que había ganado el concurso. El cierre del proyecto fue decretado por incumplimiento de las bases imputable a la Universidad por no cumplir con mantener el contrato de la investigadora por los tres años de duración del proyecto y obligando a la institución a restituir los fondos transferidos por la ANID.
Con estupor nos enteramos que, para eludir esta sanción la Universidad de O´Higgins, liderada por Rafael Correa Fontecilla, alteró el informe técnico y falsificó la firma de la investigadora, como consta en la resolución exenta N° 6496 del 5 de junio del 2019 emitida por CONICYT (actual ANID), la cual indica en la sección h):“Que el informe presentado fue acompañado fuera de plazo, además fue alterado en su contenido al agregar información no requerida en él, y no fue firmado juntamente con la Investigadora Insertada y la Contraparte Institucional, sino solamente por el Rector de la Universidad de O´Higgins, por cuanto la firma de la investigadora Insertada no es original”. Por este grave hecho está en curso desde el 2020 una investigación en la Fiscalía de alta Complejidad de Rancagua producto de una querella por falsificación y uso malicioso de instrumento privado, la que insólitamente ha tardado casi 3 años, a pesar de la resolución de ANID (Ex Conicyt) que constata el hecho.
Al respecto nos preguntamos ¿cuáles son los principios éticos que la Academia de Ciencias de Chile aplica en sus criterios para otorgar sus medallas u otro tipo de reconocimiento a sus miembros? ¿Se puede reconocer “por su compromiso con la investigación científica y la formación de nuevos investigadores, a una persona que violó los derechos fundamentales de investigadoras como determinó un juzgado nacional?, ¿Cuál es el compromiso de la Academia de Ciencias con la justicia, el resguardo de los principios éticos en la administración pública, el uso eficiente de los dineros públicos, la responsabilidad, la eficiencia, eficacia, la probidad y transparencia entre otros? Cabe señalar que Rafael Correa Fontecilla fue citado por la Comisión de Mujeres y Equidad de Género de la Cámara de Diputados en enero de 2019, para explicar el despido de las Dras. Vania Figueroa y Karina Bravo, dónde las denostó públicamente aludiendo a un supuesto bajo desempeño y calidad profesional el motivo de sus despidos e incluso por fuera de toda ética indicando ¨falta de voluntad en avanzar en sus carreras académicas” (4, 5) ¿Es ético entonces que la Academia de Ciencia celebre su supuesta “contribución al progreso de la ciencia y la educación en Chile? ¿De qué progreso estamos hablando y cuál es el real compromiso de la Academia con los derechos humanos y el principio de igualdad de género?
Diversos organismos internacionales han señalado que lograr la igualdad de género en el ecosistema científico y tecnológico es un objetivo apremiante para lograr el progreso en las sociedades. De igual forma los informes de la UNESCO han enfatizado que el acoso, la discriminación y la violencia de género es un flagelo enquistado en las instituciones académicas y sus principales víctimas las mujeres, quienes por temor a las represalias son obligadas a permanecer en silencio y no denunciar las diferentes injusticias que viven al interior de los planteles.
El reconocimiento otorgado por la Academia de Ciencias a Rafael Correa Fontecilla contribuye a la revictimización de quienes denunciaron y a quienes el sistema les falló y vulneró una y otra vez. El acoso laboral sexista y la discriminación por razón de género causa un amplio rango de problemas físicos, mentales y laborales en las víctimas, con impacto en las familias, las instituciones y los recursos públicos, dañando la sociedad en general.
La Academia de Ciencias debe sincerar si su compromiso con la igualdad de género y progreso científico del país es real o una mera declaración no vinculante. Reconocer a una persona que vulneró derechos fundamentales de investigadoras chilenas no es el camino para un real compromiso con la política Nacional de Género impulsada por el Ministerio de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación. La academia y la investigación deben erradicar el acoso en todas sus formas, no ser reproductora, fuente y cómplice de la misma, este actuar es vergonzoso y contribuye a la naturalización de la violencia y la discriminación de género en Educación Superior.
Asociación Red de Investigadoras
(1) https://www.academiadeciencias.cl/dr-rafael-correa-recibira-medalla-de-la-academia-chilena-de-ciencias/
(2) https://interferencia.cl/articulos/denuncian-que-autoridades-de-uoh-habrian-participado-en-adulteracion-de-documento-con-el
(3) https://www.latercera.com/nacional/noticia/formalizan-marcelo-vasquez-exministro-la-corte-apelaciones-rancagua-quedo-firma-mensual-arraigo-nacional/902316/
(4) https://cooperativa.cl/noticias/pais/region-de-ohiggins/rector-de-la-uoh-acudio-al-congreso-para-explicar-despido-de-docentes/2019-01-08/110108.html
(5) https://www.elmostrador.cl/noticias/opinion/2019/02/01/sobre-los-dichos-del-rector-de-la-universidad-de-ohiggins-por-no-renovacion-de-contratos-a-academicas/